Caminar entre dos millones de pingüinos en la colonia más grande del planeta, navegar junto a gigantescas ballenas que dan shows en vivo, plenitud y admiración de día o de noche con la mayor cortina de agua sobre la faz de la tierra, una de las siete maravillas naturales del mundo. Transitar algo de los 163km del salar más largo del mundo. Recorrer la mejor ciudad para estudiar en Latinoamérica. Observar (escalar si te animás) la montaña más alta de todo América. Disfrutar del centro de esquí ganador del World Ski Awards 5 años consecutivos. Caminar sobre el tercer manto glaciar más grande del planeta después de los polos. Llegar a «el fin del mundo», uno de los suelos más australes del planeta. Sumergirte en la mejor bodega de Sudamérica y el mundo. Recorrer el segundo humedal más grande de Sudamérica, senderos eternos, pantanos vibrantes, casi 400 clases de aves y la más diversa fauna y flora. Deleitarte en el restaurante más angosto del planeta y según el portal de arquitectura Dwell, uno de los 13 restaurantes mejor diseñados en el mundo. Visitar lugares de la Argentina con un valor universal excepcional, así define la UNESCO a un Patrimonio de la Humanidad; los bosques más antiguos del planeta; suelos que han pisado los dinosaurios; montañas de colores; cuevas con pinturas rupestres; glaciares eternos; monumentales paredones de piedra; valles lunares; la obra arquitectónica de Le Corbusier y disfrutar de museos, festivales, gastronomía, tradiciones, diversión y lo que te imagines en un país con los cuatro climas.

Y, si viniste a cantar, podés unirte a los gritos, los cantos, los abrazos y hasta las lágrimas que se despiertan en los estadios deportivos donde está la experiencia deportiva más intensa del mundo (Diario inglés The Observer).